Lo bonito, o mágico a mi gusto es que justo días antes de desatarse los síntomas más agresivos encontré en el supermercado limones y naranjas en oferta. Compré abundante de ambos.
Qué bien me vino esa vitamina C.
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aYER hablé con mis padres, que se encuentran desde hace unos 10 meses en la capital por motivos de salud de mi madre.
Héroes ellos ambos para mí, cada uno a su modo. Mi padre, un pisciano con infancia muy estricta por parte de mis abuelos, de campo. Apenas pudo el diablillo se escapó de esa casa a los 17 años con muy buena estrella o suerte tras esa decisión y lo que emprendió. Hasta los días de hoy, a sus casi 70 años terrestres sigue con ese espíritu visionario. Nacido un 29 de febrero vino además con unas dotes psíquicas naturales como tener sueños premonitorios.
Mi madre, leo con ese espíritu indoblegable ni siquiera en la peor miseria, porque de pequeña también conoció la rigidez de una familia muy estricta. Antes de los 21 logró llegar a Santiago y en eso conocer a mi padre con quien formaron mi familia desde entonces. Ambos unos valientes que salieron jóvenes a ser protagonistas de sus vidas.
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a VECES pienso que nuestros padres son como estrellas...
que nos guían, nos iluminan y nos inspiran,
pero que a la vez desde el momento en que las conocemos sabemos que se apagaran un día,
como todos nosotros;
Y nuevas estrellas surgirán, nuevas estrellas iluminarán,
leía el otro día por ahí que si uno tiene dudas respecto a lo que es la renovación bastaba con mirar las nubes y cómo cambian, ¡cómo cambian!
¡Cómo cambias!
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