Buscar este blog

domingo, 27 de noviembre de 2016

Hogar

Hoy fui a visitar a mi hermana.
Ella es la mayor de los 3 y vive actualmente con mis padres, en la casa de mi infancia a sólo unos 25 minutos a pie de mi actual residencia.

Caminar a esa casa me alegra, reconforta y trae recuerdos de mi infancia en cada cuadra. Además el sol de las 7 de la tarde daba de una tranquila y exquisita manera hoy en la ciudá.
Cada arbusto que recuerdo de mi infancia hoy es un árbol adulto, otros ya no están. Como los amigos con los que jugaba en el parque cercano, hoy vacío.

Los nuevos perros tras las rejas de las casas, algunos me ladran, otros tantos no.
Gatos en las calles que escapan cuando te ven y se ponen a resguardo, desconfiados. Otros menos observan curiosos y parecen sonreírte si los observas y mueves tu mano hacia ellos...

Llego al barrio donde crecí. Cambiadas están las casas en relación a los 80's, las gentes nuevas que viven ahí, que compraron cuando los antiguos se fueron. 
Entro al pasaje de la casa de mis padres.

Es la casa al final del pasaje, colinda con árboles, pastizales y sobretodo tranquilidad, por eso ellos la eligieron. Es aislada, es verdad, pero todos en la familia lo somos un poco... 
Además los vecinos fueron -si bien variados- de bajo perfil también.

Apenas entro al jardin sale la negra gatita de mi hermana, la Gretel. Una gatita activa, llena de vida, que recorre todas las demás casas, caza pajaritos, inquieta y ágil. Como mi hermana (y tan distinta a mi dormilona gatita Canela, tan similar a mí.. já)

La gata me saluda, se queda junto a la puerta pero aún no quiere entrar, aún hay mucho día para ella para jugar afuera. Me recuerda mi infancia, jugando afuera hasta que no hubiera luz, entre árboles (escalándolos) o con autitos en la tierra. 
La entiendo y tras unos cariños le agradezco haber venido a saludarme y la dejo, entro y converso con mi hermana. Actualizamos noticias sobre la salud de mi madre (motivo que la tiene en la capital y mi padre acompañándola).
Hablamos de la vida y nuestras mascotas, intercambiamos tips "gateros" y chistosas anécdotas.
Me cuenta que una gata ha -por segunda vez en el año- parido en el patio. 
No resisto la tentación de ir a la pieza de mis padres, que es desde donde se domina el amplio patio de la casa. Hay en efecto una gata vigilante y atrás se aprecia uno de los 3 gatitos.

Luego salgo al patio, hay (sospecho es hembra por los 3 colores) una réplica de mi canela (blanco café y negro), otra mini réplica de la Gretel de mi hermana, negrita entera, uno anaranjado que se me antoja es macho. La gata esta vez está en una esquina del patio, protegida entre maleza y latas. Los gatitos uno a uno se apuran en esconderse, primero la negrita, luego la multicolor y al final el de un sólo matiz. La gata me observa plantada en su esquina sin escapar. Cierro mis ojos despacio tal como enseña el tipo de la TV (del programa Mi Gato Endemoniado, una suerte del encantador de perros pero versión gatuna), para amansar gatos o al menos transmitirles cariño, no funciona y lo entiendo, esa gata supone que soy un peligro para sus gatitos y me muestra sus dientes.
Decido retroceder desde el sector para mostrarle que sólo quería observales. Vuelvo a la casa y los gatitos salen del escondite.

Terminamos la charla con mi hermana y me retiro.
El tranquilo sol del atardecer sigue avanzando hacia el poniente, entre cerros, tal como cuando yo tenía 9 años y le preguntaba a mi mamá por qué daba esa luz en su pieza y no en la donde dormía yo. Ella me enseñana cómo el astro giraba.

Ayer tuve horribles pesadillas, que me hicieron despertar llorando. Ocurrían en la casa de mis padres. Y me dejaron preocupado por la salud de mi madre.
La conversación de hoy en la tarde con mi hermana me dejó más tranquilo.
Mi madre lleva más de un año con quimioterapias, y ahora le anunciaron que deberá hacerse más.

Estoy lejos de ella y no tengo los medios para ir a verla.
A veces cuesta.

Otras veces encuentro momentánea tranquilidad sabiendo que todo estará mejor.

2 comentarios:

¡Gracias por leer y comentar!