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miércoles, 25 de julio de 2018

Entrada de descripciones (irrelevantes y) pequeñas sobre la vida de un profesor soltero que vive con una gata a los 40 años.

Hoy venía saliendo del supermercado, camino a casa.
Miré abajo a la vereda (es bueno hacerlo en invierno en esta parte del mundo porque si ves agua escarchada puedes evitarla para no resbalar, já).
Mientras veía mis pies avanzar uno luego el otro, seguro, armónicamente, aprendido, coordinado, perfecto y simétrico recordaba que se supone cierta parte del cerebro (Sistema Nervioso Central?) regula nuestras habilidades motoras básicas como respirar, pestañear, latir del corazón y hasta caminar.
Recordé alguna ocasión en que tras salir del matrimonio de una pareja de artistas amigos decidí caminar a casa, había ya sol, probablemente las 8 de la mañana o algo así porque era verano, iba tan ebrio por todo lo que había bebido en la boda que miré mis pies y me dio risa; tambaleaban a pesar de que yo estuviera tan pasado que hasta perdía el equilibrio, seguían llevándome a paso seguro camino a casa donde terminé. de otra forma no estaría contando esta historia.

Este invierno ha sido -desde antes de concebirse a mi gusto- algo funesto, en lo social puedo decir que amistades muy cercanas la están pasando mal con noticias inesperadas y que les han cambiado la vida, digamos desde que el verano terminó. Por mi parte, será el primer invierno sin mi Madre y no puedo negar que la he soñado más de una vez por semana.

Me tocó volver a uno de mis 3 trabajos donde sólo paramos una semana por receso de invierno. Llegaron 6 estudiantes (de los 12) pero fue una clase especial, relajada, donde pudimos avanzar y además nos asignaron sala nueva así que la cosa anduvo entretenida.


Tras llegar del trabajo y del súper saqué las bolsas de basura porque pasa mañana temprano. Al volver me di cuenta que mi gata se estaba asomando por la puerta. Me encanta eso porque ella es "indoor" o "gata casera". Hasta su baño tiene aquí en el living así que sale poco. Pero si me ve afuera (de noche, no de día!) se anima a salir.
Me puse en cuclillas y me quedé inmóvil ya que para entrar a mi house se pasa por un lugar con un foco que se activa por movimiento. Como había viento y se movían unas bolsas a mi lado la luz se activaba de todos modos; a la gata no le importó: se puso a registrar aromas de las cosas cercanas a la puerta, luego sigilosa y con unos ojos que me encantan que sólo pone cuando está observando algo por primera vez, como pupilas dilatadas, bigotes al frente y una expresión de sincera curiosidad.
Exploró un poco pero como hacía viento algo se movió y metió un ruido que la hizo correr hacia la casa. Ahí me levanté y me entré.

Después y aún antes de cenar me puse a limpiar y ordenar mi cuarto.
Se siente bien hacerlo.




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