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viernes, 4 de mayo de 2018

¿Qué hace un profesor cuando alumnos son sorprendidos haciendo trampa en un examen? No tan breve anécdota de lo sucedido en mi clase de hoy...

Esta mañana me sucedió algo que no me gusta mucho, pero que inevitablemente me ocurre al menos un par de veces al año en mi carrera como docente: sorprender a alguien en la universidad copiando en una prueba.

Era la primera de 3 evaluaciones que tendremos en el semestre.

Debo decir que elegí este jueves para "medir" a los estudiantes. Por gusto mío fijé en 3 de los 6 cursos que imparto en la universidad una prueba hoy; en realidad siempre hago que la decisión de las fechas sea de común acuerdo con todos los alumnos y no impuestas por mí, no cuesta nada tener un poco de flexibilidad... (cuando yo estudiaba me cargaba que nos pusieran varias evaluaciones en un mismo día...)

Así que los alumnos estaban preparados y sabían que hoy tocaba mi prueba. La preparamos bien, traje modelos "tipo" prueba para ensayar semanas antes así que hoy debía fluir todo tranquilamente, como siempre.
Así fue a las 9:40. Cerca de 40 en sala, ninguna situación irregular.
Luego en la clase de las 11:20 todo bien también.

Llegué a mi casa cerca de las 13 hrs. Tenía mucho sueño. Opté por la mala idea de dormir una siesta antes de mi siguiente clase en la universidad, de las 14:30.
Me tomó una media hora concebir el sueño. Para cuando desperté estaba teniendo una pesadilla que recuerdo. En ella yo sostenía un tenso y áspero diálogo con un alumno, pero esto sucedía en el colegio de la cárcel. Del diálogo sólo recuerdo que yo -al igual que el meme- le espetaba algo así como "¿acaso yo te pedí que hicieras trampa en la tarea?" 




Sé que no hablábamos de prueba, era sólo una tarea, pero por alguna razón aparentemente el desconocido alumno de mi sueño había viciado el proceso y eso había originado un tenso cuestionamiento a mi castigo...

Desperté. 
La gatita Canela dormía junto conmigo y me incorporé rápido, en 20 minutos debía estar frente a la clase de las 14.30 (vivo muy cerca de la universidad!)

La gatita quedó durmiendo tranquila. Mientras me vestí revisé correos y demases redes sociales.
Salí con un sol que me recordó cuán mala idea fue esa siesta, sentía el cuerpo algo enfermo. Además me vino un dolor de cabeza que la aspirina no aplacó. 

Llegué -lo confieso- con buen humor a la clase simplemente porque este curso me cae bien, son unos 30 estudiantes, mayoría mujeres y en general han rendido sin problemas.

Les anuncié mis reglas antes de entregarles la prueba:

Celulares en modo silencio o apagados. No se podrán usar durante el certamen porque podrían obviamente estar buscando ayuda en Google o solicitándola por WhatsApp, etc.
Que terminando la prueba deben abandonar la sala y que sólo dejaran en su escritorio lo imprescindible, a la sazón: lápices y gomas de borrar o correctores líquidos por si preferían bolígrafos.

Muchos, en efecto, sacaron sus celulares y con seriedad comenzaron a presionar botones y ocultarlos en mochilas o chaquetas. 
Perfecto. 

Finalicé con una apelación a no arriesgarse a cometer actos estúpidos (creo que no usé esa palabra en todo caso) tales como extraer papelitos con apuntes para copiar o mirar la hoja de un compañero cercano porque la penalización para eso sería... etc etc. (ajustada a reglamento.)

Bien, comenzamos.

Debo decir que en estas instancias la experiencia (de 17 años) me ha enseñado a siempre desconfiar.

Me paro frente a la clase apoyado en la pizarra examinando con mirada vigilante el espectro de todos los alumnos frente a mí, cual cámara de vigilancia de lado a lado escudriñando los detalles que suelen delatar a quien intenta copiar. 
Es muy fácil detectarlos. Para empezar, el lenguaje corporal los revela en la mayoría de las veces. Siempre me concentro en quienes me están mirando demasiado (obviamente necesitan chequear a cada instante que yo no los esté observando para sacar sus apuntes o mirar al lado). 
A esos suelo concentrar mi atención aunque lo disimulo, a veces incluso finjo estar distraído por la ventana o algo en mi mano para que se confíen y luego súbitamente les clavo la mirada.

En todos estos años además tengo una estadística interesante: la mayoría de las veces, quienes peor copian o son más obvias son las mujeres (eso no significa que sean quienes más hacen trampa, es sólo que aparentemente les cuesta más disimular la tensión.)

En general cuando alguien ha estudiado para una prueba y está preparado no le interesa mucho mirarme o ver en qué estoy, simplemente fija la mirada en su prueba, muestra poca preocupación por dónde ha dejado su goma de borrar o corrector (liquid paper), etc. Rasca su cabello o sostiene su cabeza. Muchos también llevan la vista al techo o hacia un lado arriba como intentando recordar algo que estudiaron.

Pero, quienes me miran demasiado se les nota la preocupación en la cara, bajan la vista culposos y a los pocos segundos vuelven a chequear si acaso estoy mirando en su dirección...

El problema es que para extraer su secreto apunte o mirar anotaciones en la mano, muñeca, pierna o papel, deben dejar de verme y es ahí cuando bajan la guardia.

Ha. (I love my job)

Esta alumna que se había sentado a un costado cercano a la puerta de la sala me chequeaba a cada rato (estadísticamente sé que quien desea copiar no se posiciona precisamente adelante o cerca mío...)

La ví mirar su mano izquierda de manera extraña a pesar de que sostenía su lápiz con la derecha. A ratos me miraba pero con expresión seria o triste, culposa tal vez. Claramente había tensión. Yo comencé mi táctica de hacerme el distraído (una vez que me han dado pistas les dejo proceder un poco más allá o incluso camino alejándome de ellos, hay que hacerse el tonto para darles confianza...)

Para ese momento ya tenía claro que ella estaba copiando, mi teoría era que tenía cosas escritas en la palma de su mano. 
¿Qué hacer? ¿me ubico a su lado notoriamente como he hecho a veces? o directamente le pido me la enseñe. 
Definitivamente cuando estas cosas pasan no puedo quedarme haciendo como que nada pasa. Tengo colegas amigos que "hacen la vista gorda" y se evitan dramas, yo simplemente no puedo, la sangre corre más rápido en mí y me siento como jugando otra partida de ajedrez, sólo que esta vez dejo que mi oponente despliegue primero sus piezas. Como si jugara yo con las negras.

Decidí dejarla un poco más, que se sienta en confianza. 
Atendí algunas consultas en lugares distantes, e incluso pretendí estar absorto en pensamientos mientras alejaba mi vista de ella hacia la ventana en el otro lado de la sala...

Fue ahí cuando se delató: de la mano donde yo creí que había apuntes salió su goma de borrar y al sentir que estaba siendo observada por mí la depositó entre sus piernas y las cerró despacio para ocultarla...

Para mí igual son chicos estos alumnos, les llevo 20 años más y algo sé de lo que es ser profe: nadie oculta su goma de borrar, al contrario, es necesaria en la mesa y lo "normal" es tenerla a mano por si se necesita.

Aún así no era prueba suficiente para inculparla; seguí pretendiendo que no lo había notado.
Volvió a consultar su goma y esta vez pude ver desde la distancia unos "escritos" en ella.

Listo, no hacía falta más evidencia.

Me acerqué, sentí mi respiración agitarse (a veces las personas reaccionan violenta e impredeciblemente cuando son sorprendidas en faltas obvias frente a pares, pueden caer en negación y eso suele suponer un escenario complicado para el o la maestra, es uno contra el grupo que solidariza con quien a pesar de haber incurrido en falta es al fin y al cabo uno más de la manada...)

-La goma. Muéstrame tu goma de borrar.

Fue perfecto, realmente no se lo esperaba e incluso cuando me acerqué creo que pensó que iba a otro lado. Jaque.


Vista abajo, la levanta sin saber qué decir pero con expresión de culpa y labios curvando hacia el suelo.  Silencio. Obviamente la clase ha escuchado y saben lo que está pasando.

Estiro mi mano y le repito que me entregue la goma que tiene en la derecha.
Me la entrega, aún estupefacta y ahí está todo:  las reglas de conjugación gramatical para el Pasado Simple y Presente Perfecto resumidas en las 4 caras de su gomita.
La miro a los ojos, me corresponde la mirada con una amalgama de señales y microexpresiones: culpa, vergüenza, arrepentimiento pero sobre todo resignación, sabe que canté mis reglas desde el comienzo, ella trató de romperlas, fue sorprendida y acatará... me aventuro a especular que es una Tauro

Levanto mis cejas en forma reprobatoria y tomo la goma para llevarla hacia mi escritorio. En el camino una amiga de ella me llama para una pregunta y de paso quizá quitarle la presión del escrutinio y condena visual de los demás.

Siento que mi rabia es también, corporalmente visible. No me gustan estas cosas. Es como si subestimaran mi capacidad para detectarles y repito, no soy novato en esto. Jaque mate.

Además antes de entregarles la hoja les advertí que no se expongan a conductas prohibidas durante un certamen y anuncié las penalizaciones. 

Tomo asiento en mi lugar. Supongo ya nadie querrá intentar copiar tras esto. 
Dejo la goma borradora en mi laptop y cuando ya ha pasado bastante rato y algunos han terminado y se han retirado de la sala, le tomo discretamente algunas fotografías con mi teléfono para respaldo y  evidencia. (Me ha tocado alumnas que niegan todo. Su palabra contra la mía... así que aprendí a preservar evidencias...)


Cuando de los 30 ya quedan unas 10 personas en la sala, la alumna en cuestión se acerca silenciosa a entregarme la prueba. Le devuelvo su goma y marco la prueba porque tengo tantos alumnos y cursos que no me aprendo todos los nombres aún.

La otra semana, cuando les entregue las notas y las correcciones, en la suya figurará una nota mínima y reprobatoria, 1.0. Sólo ella lo sabrá, no pienso avisarle al curso de la sanción ni dejarla en vergüenza.

Además incluiré un escueto mensaje donde diga que por haber viciado el proceso evaluativo y conforme a reglamento académico deberá rendirla nuevamente al final del semestre y con la posibilidad de optar sólo a la nota mínima de aprobación. 
Estoy facultado para iniciar de inmediato un sumario e informar a su jefatura de carrera, lo que podría acarrearle incluso perder la calidad de alumna, pero no me gusta mucho usar ese recurso, sobre todo si la alumna en cuestión "colaboró" entregando la evidencia del "delito" y de esa forma admite su culpa.

Todos cometemos errores y como decía Facundo Cabral, la vida siempre te da revancha.

Tal como en tantos otros casos antes, seguramente se preparará y le irá bien en la repetición, aún así, espero aprenderá que no a todo el mundo puedes andar engañando por la vida.





2 comentarios:

  1. Son situaciones que hemos vivido como profesores y como alumnos.
    Confieso mi absoluta negación e incapacidad de copiarme porque no sé disimular y me delato. Sin embargo en una sola ocasión,el copiarme me salvó de seguir rindiendo hoy después de 40 años: química. La única materia que jamás comprendí.
    En esa ocasión me copié arriesgando mi último examen de secundaria. Por suerte me salió bien, y aprobé.
    La única vez que no me arrepentí ni sentí culpa. Es que la profesora era de esas profesoras que ni te cuento, histórica en ese instituto.

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    1. Ja ja te entiendo. Mi lema secreto (que jamás le digo a los estudiantes) es, si eres tan bueno copiando que no te pille, házlo. Pero si te pillo, ay!

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