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lunes, 9 de agosto de 2021

Cómo la vida puede cambiar en un instante

 A las 9 de la mañana del domingo tomaba la barcaza que me llevaría a la austral isla Tierra del Fuego.

Desde lejos, los cerros nevados de lo que dejo atrás...

Y las obscuras aguas del estrecho de Magallanes...


Llego a la casa de la abuelita que me arrienda la pieza en la pensión donde soy el único pensionista por ahora. Ya no lleva sus característicos lentes y es que las cosas han cambiado desde los casi dos meses en que me ausenté: de la noche a la mañana un día se levantó, salió y se dio cuenta que veía todo borroso, manchas, ya no detalles.

Veo el sufrimiento en ella, una persona tan activa para su edad (seguía trabajando y estaba a sólo un par de meses de jubilarse.) Ahora se siente impotente, hasta casi "inútil" según sus palabras. Llegó incluso a contarme que le dice a sus hijos que la lleven a un hogar de ancianos porque ya "no sirve". Yo le dije que debe mentalizarse que todo va a salir bien ahora en septiembre cuando viaje a la capital para una cirugía de trasplante de córnea. Me dice que le da un miedo terrible (no le gusta ir a Santiago) y que si fuera por ella no iría. La única razón por la que aceptará es porque además de la semi ceguera es que además siente dolor en los ojos. Dolor en los ojos, eso debe ser terrible 😥

Hace un tiempo cuando recién le ocurrió eso me contó por teléfono que ya no sería capaz de cocinarme las comidas porque no ve bien ni me garantizaba el poder hacer el aseo de mi habitación correctamente... "por favor, no hace falta yo me puedo encargar de aquello," le expliqué en su momento.

Y a pesar de que ya venía preparado más o menos con una minuta de comidas diarias mientras estuviera acá: 

Lunes fideos

Martes arroz con algo

Miércoles salteado de verduras a la mantequilla con salchichas o chorizo.

Jueves lentejas.

Viernes algunas chatarra onda pizza o chorrillana (papas fritas más carnes varias)

Fin de semana viajo a la ciudad así que ahí me las arreglo en algún restorán o claro, cocinar si deseo.

Más no: las cosas han cambiado como dije y me aseguró de entrada que ella podía aún cocinar y de hecho me hizo un caldo con pollo + ensalada exquisito, extrañaba estas comidas condimentadas "caseras". 

Ya ni televisión ve (y era su pasatiempo) así que sólo sonaba la radio local. Más encima su nieto -universitario- que también vive acá mientras toma clases en línea, acaba de salir de vacaciones de invierno así que se fue a otra comuna entonces está sola por unos días. Antes de todo esto tras mi almuerzo o cena me llevaba yo el postre para comerlo en la pieza, sin embargo hoy me sentí movido a hacerlo en la mesa para acompañarla un poquito más. 

Mi abuela materna falleció cuando mi mamá era sólo una niña, mi abuela por lado paterno a quien sí pude conocer falleció cuando yo era un niño, por lo que me caen bien las abuelas; no se les debería dejar solitas.

Me decía que no le gusta tener que estar presentando licencias médicas en su trabajo, yo le decía que está bien que lo haga ahora porque es motivo real y adiviné que en su vida nunca las pidió en vano; me lo confirmó, le cargaba pedirlas así que las evitaba: nunca lo hizo. Y yo pensaba en tanta gente joven que conozco que presentan licencias "psiquiátricas" durante años y siguen cobrando el cheque a fin de mes, a pesar de estar perfectamente bien.

No puede ya ni salir a la calle, le ofrecí ayuda en lo que necesite si comprar algo o hacer algún trámite fuera el caso. Agradeció, pero lo consideraría una molestia. "Ninguna molestia" recalqué.

En septiembre ya llega su nieto y ella viaja para su operación -ahí sí tendré que cocinarme solito- pero además es ya un rumor a voces que en ese mes partimos con clases presenciales en el colegio: el tozudo Ministro de Educación envió una circular a los sostenedores amenazando con que si no iniciamos clases presenciales se corta el financiamiento. Cómo me carga ese imbécil.

Me gusta estar en esta pieza y en esta casa, hay tanta luz, paredes pintadas de blanco, tranquilidad (hice en la tarde una siesta de casi 2 horas) sólo oigo pajaritos cantando afuera de mi ventana, cosa impensable en la casa que arriendo en la ciudad, al otro lado del estrecho...

En mi pieza encontré todo tal cual lo dejé.

Reflexioné sobre llegar a viejo, y solo.




11 comentarios:

  1. Hola Nocturno!!
    Seguro que te habrá extrañado la abuelita estos dos meses, siendo su unico inquilino. Me imagino que ya te estaras adaptando a tu horarios "normales" y creo que esta bueno reflexionar sobre la vejez, porque se pueden evitar enfermedades de base, con los cuidados preventivos. A mi, mis hij@s ya me están buscando un hogar de ancianos, siempre me hacen esa broma jajjajjaja.
    Que bueno que te sientas a gusto en tu segunda casa, eso es fundamental. La isla es preciosa, como la musica!!
    Un abrazo amigo, que sigas bien!!

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  2. Jesus, Our precious food that heals, strengthens, animates and sustains us with the Holy Spirit! Come Holy Spirit! Come Light from the Heart! I love you Jesus!

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    1. Oh Holy spirit please illuminate this filthy and sinful blog amen!

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  3. Qué historia tan triste, Noc. La verdad es que sí, todo puede cambiar en un instante. Espero que la operacion le vaya muy bien.
    Un saludo.

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    1. Exacto, igual de todos los sentidos me imagino la vista debe ser el más difícil de perder :(
      Un abrazo,

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  4. Uy ojala pueda operarse. Te mando un beso

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  5. Me gustan la luz,y habitaciones luminosas, espero que de su operación de cornea todo vaya bien.

    Un abrazo.

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  6. Tremenda reflexión. Existencial post.
    Un abrazo gigante.

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