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martes, 9 de febrero de 2016

Breve estadía en Rosario, Argentina

Me gusta viajar a Argentina, siempre la paso bien allá, sea en la ciudad cercana de aquí en la patagonia o las urbes mayores del norte.

Rosario.
Hace un par de años fui allá. En realidad mi plan era tomar un bus desde Córdoba a Buenos Aires pero como viajé en verano me di cuenta que el tramo con temperaturas sobre 30 grados podría hacerse largo así que decidí hacer una escala de una noche a esta ciudad.
Mi amigo Jlo de Buenos Aires me contó que en Rosario están las mujeres más lindas del país así que bueno, al diablo los museos habría que buscar donde ver mujeres guapas je.
Debo haber llegado tipo 4 de la tarde a la estación de buses, muy linda por cierto. Recuerdo sí que apenas bajé sentí demasiado calor, había creo 38 grados C ese día. Y sobra mencionar que para un habitante de la Patagonia, cercano a glaciares y pinguinos, los 38 graditos son más fuertes que para un habitante del área, acostumbrado. (Aquí en verano las temperaturas más altas andan entre los 24 y 27 graditos no más y eso sólo unos pocos días en Febrero...)

Pero dentro de todo era soportable... a la sombra de la estación porque cuando salí a la calle, aparte de ser saludado por un radiante sol me dio con todo el golpe de calor. Recuerdo que me costó respirar al principio y bueno, me propuse encontrar rápido hostal. A pesar de la era de Internet, las reservas "online", los "bookings" y tripadvisors varios recuerdo que ese viaje decidí hacerlo más "a la antigüa", buscando hostales tras bajarme. Confieso no soy tan malo en todo caso en ciudades nuevas, soy dentro de una ciudad lo que un excursionista fanático del campo en la naturaleza...
Por suerte había un par de hoteles muy cerca. Encontré el mío. Me recibieron. Era un hotel muy en mi onda: es decir con mucha madera oscura, luces tenues y ese toque antigüo.
Pasé directo a la ducha para luego dormir una buena siesta a la espera que "baje" el calor para salir a comer y explorar más la ciudad.
En el baño por cierto me llamó la atención que al igual que en Mendoza y Córdoba (en la Patagonia argentina también)  la ducha es "una sola" con el resto del suelo. Me explico, uno puede ducharse y el agua cae al suelo mojando todo el baño pero hay una rejilla que la drena y por si la gravedad no es prolija te dejan un elemento que es como un palo de escoba con una goma como para limpiar vidrios que uno toma y la usa para empujar y dirigir el agua a la rendija. El tema funciona, no es así en todos lados obviamente, sólo digo que en la mayoría de las hostales donde me quedé.

Gas Pimienta
No recuerdo en qué lugar de argentina fue pero sé que allá compré un llavero con un pequeño dispensador de gas pimienta, de ese para autodefensa, buenísimo para alguien que no es versado en artes marciales ni artes ofensivas ni menos mide 1.80 ni hace pesas o cosas como esas.
No había antes experimentado uno así que dudaba un poco de su efectividad: había que probarlo.

De hecho me acuerdo que tenía un amigo que me contaba que a los policías gringos les hacen soportar un ataque con las "stun guns" de esas que descargan electricidad, para que aprendan a saber cómo funciona esa arma no letal. Y bueno, si comprobaba su efectividad yo mismo, me figuré que andaría más confiado por las calles de cualquier ciudad de noche, já.

Así que pensé cómo y dónde sería la mejor de probarlo. La idea llegó rápido, aplicar un poco en la pared de la ducha, luego acercarme, olfatear y comprobar la cosa.
Manos a la obra, presioné muy rápido y suave a fin de mandar sólo un poco a la pared. Fue suficiente ya que una manchita café apareció. Me fui acercando de a poco, igual algo desconfiado pero a la vez precavido...

Fue de inmediato que mis ojos se llenaron de lágrimas, comenzó una horrible picazón en las vías respiratorias que se sentían cerradas (todo eso que pasa con el gas lacrimógeno que usa la policía pasaba con esto).
Horrible, las lagrimas caían y caían sin detenerse, supongo un reflejo del cuerpo intentando deshacerse del elemento extraño en el cuerpo. Me empecé a preocupar porque recordemos que sólo esa tarde venía de un caluroso viaje desde la aún más caliente Córdoba y algo deshidratado estaba y este flujo imparable de lágrimas iba ya para los 10 minutos, además en todo ese tiempo la nariz también comenzó a largar líquido, peor que en las etapas más agresivas de una buena gripe.
Bebía agua, pero tragarla era dolorosísimo.

En fin, resumamos en que fueron unos 15 minutos de dolor intenso para luego calmarse un poco el tema de los ojos al menos.
Sólo tras una media hora me sentí mejor para salir de casa e ir a cenar algo. Justo frente a mi hotel había un restorancillo que me tincó.
Pasé y grande fue mi alegría cuando vi en el televisor que justo ese día la selección sub 20 de fútbol chilena jugaba con la argentina, excepto por el detalle que no estaba yo en Chile. Alrededor lleno de argentinos futboleros de todas las edades con remeras de su selección y de otros equipos. Nadie con camisetas rojas, mal.
Ni todo el gas pimienta del país me ayudaría a salir de problemas si algo pasaba ahí ja ja, pero no importa, decidí ser un chileno amistoso y me quedé sin tratar de fingir un acento ché.
El garzón debe haber notado de inmediato mi procedencia pero me trató de lo más amable. Comí bien y durante mi primera quilmes se me ocurrió que si Chile metía un gol sería difícil no celebrarlo ja.
De todos modos, Argentina ganó y en Chile más encima expulsaron creo que a Gary Medel, todo mal. Se perdió pero bueno, todo bien y así pasé más piola.

Tras eso y ya recuperado del incidente de la ducha en el hotel me fui a conocer un poco los locales cercanos. Como estaba en la avenida de la terminal había bastante vida por ahí. Entré a unos dos bolichitos a aplacar el calor con las cervezas argentinas. Recuerdo en particular la de etiqueta blanca y letras doradas con nombre alemán, Schneider o algo así je.
De vuelta al hotel y a dormir.
Al día siguiente pude explorar el centro, el paseo peatonal donde en efecto pude comprobar que HAY mujeres excepcionales en Rosario!
Hice algunas compras en una disquería fabulosa y de vuelta al hotel a buscar mi equipaje y partir a Buenos Aires.





















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