Tuve anoche y también durante el día, já. Me da duro el inconsciente, ¿tanto cuesta un sueño grato?
Las recuerdo. En una estaba en un lugar que yo habitaba, se iba la luz. Obscuridad -buen intento, pero amo la noche no le temo...- además tenía mi celu a mano y no sé si todos hacen esto, pero los guapos Motorola si los sacudes un poco activan de inmediato la luz de flash a modo de linterna. Yo hacía eso en el sueño. Y así me iba hacia el lugar donde en esa casa desconocida, de alguna forma yo sabía que estaba la raíz del apagón. Iba a abrir una puerta doble, pero... salía otra puerta, ok, luego otra, luego otra, y ya me pensaba "¿me están troleando?" finalmente me aburría, descubría que a los lados había sendas puertas blancas de madera que yo había ignorado completamente.
Lograba ingresar a una habitación con una puerta hacia otro lugar, yo iba, la abría, más en eso sentía que había alguien atrás, apuntaba con mi celu y nada, sólo muebles viejos. Yo decía en voz alta algo así como "¡juraría que sentí había alguien ahí, hermano!"
Entraba a la siguiente estancia, no muy diferente a la anterior, igual de oscura y amoblada. Y la misma sensación de frío en mi espalda, hay alguien aquí, más mi modesto Moto G9 já con su lamparita no descubría nada humanoide. Decepción.
Luego no recuerdo más, desperté con ganas inmensas de volver a dormirme para resolver el misterio -suelo lograrlo, pero aquí no podía porque tenia algo que hacer.
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Otra pesadilla que recuerdo fresca, aunque esa fue ayer paso a relatarla a continuación:
Estaba en una casa donde yo arrendaba una pieza, pero no era esta. Era más grande y antigua, una casona de dos pisos o más, como en las películas, casi palacio europeo.
Cosas interesantes en todo caso: había muchas goteras, agua cristalina caía del techo en sectores y formaba poses de agua fría o resbaladiza. Me desagradaba aquello un poco, pero pensaba para mis adentros, mientras mi cama esté seca todo bien, puedo dormir con goteras
Yo llegaba del trabajo y gente -desconocida ahora, más en mi sueño, los dueños de la casona- me advertían que se vendría una gran celebración esa noche y que habría muchas visitas. Me aseguraban que si bien nadie interrumpiría mi sueño o privacidad habían decidido sólo por esa noche cambiarme de habitación hacia el segundo piso. Yo aceptaba de buena gana, esta gente me había tratado bien y lo admito, la casona era cómoda, no me molestaba pasar a una habitación más grande y en un segundo piso.
Recuerdo eso sí que no era fácil llegar a ese sitial, goteras, pasillos casi kafkianos y mucha cosa antigua a mi alrededor. Está bien, yo llevaba mis cervecitas en la mochila y sabía que con mi compu e Internet podría divertirme en línea a solas en mi nueva habitación mientras la fiesta se sucedía para la familia y sus invitados...
Finalmente llegaba a mis nuevos, pero temporales aposentos. Una estancia grande, con una cama, alfombras rojas, luces tenues, pisos de madera crujientes y goteras + puertas viejas.
Ok, no hay problema, "he dormido en peores condiciones en mi vida..."
Al subir por muchas escaleras de añosos tablones cerraba varias puertas tras de mí, pensando en que los comensales harían su cuento fuera de mis "dominios", pero grande fue mi sorpresa cuando llegaron hasta la mismísima proximidad de mi intimidad (cama), aparecía alguien abriendo fácilmente la puerta que yo pensaba había cerrado. Se disculpaba y me aseguraba que iba de paso hacia otra habitación. Yo entendía, porque estaba claro que debían sí o sí pasar por mi habitación para llegar a su destino.
Muy simbólico todo aquello. Una forma de verlo...
Hoy al despertar, tras dormir poco y mal en la noche, tenía esta canción pegada en la cabeza, no la olvidé tampoco.