Recuerdo de mis años bohemios de alta producción literaria y artística en general (cantar en karaókes e intentar mantener algún blog) que mis amigos artistas hablaban del poeta magallánico (chileno) Rolando Cárdenas. Yo no lo había oído ni en pintura, porque no es famoso como la Gabriela Mistral o Pablo Neruda.
Nació acá: más según yo, escribía mejor que otros extranjeros que yo tanto difundía... aquí va el primer poema suyo que conocí; al final de la breve obra presentada, incluyo la época en que vivió este master:
BUSQUEDA
A veces es bueno abandonarse al propio olvido
como si el saber sonreír
fuera más fácil que morder una fruta.
Ir por las calles perfectamente solo,
sin más compañía que nuestra cotidiana tristeza y nuestros pasos,
amando una vez más la sencillez del aire
de la manera como se recuerda la infancia,
o ese otro tiempo pulverizado
cuando se buscaban las primeras estrellas en las charcas.
Es bueno sentarse entre amigos y vasos
a observar como todos abandonan algo suyo
en la música que los impulsa y transforma en seres sin huesos,
mientras la noche trepa por los muros
buscando también dónde esconder su espera,
y después salir hacia el alba
con un poco más para alimentar futuras soledades.
Es bueno comprender que estamos hechos de recuerdos,
un poco de tiempo que crece sin escucharnos
y de muchas cosas que no comprendemos.
A veces es bueno detenerse a contemplar la hoja que cae
cuando la palabra primavera
no es lo que nosotros quisiéramos que sea.
Rolando Cárdenas nació en Punta Arenas, el 23 de marzo de 1933 y murió en Santiago de Chile, el 17 de octubre de 1990. Poeta chileno de la Generación del 50.