Busqué un hotel barato y no me decepcionó. Mi habitación está en un tercer piso y el calor imperante no es problema, hay ventilador en la pieza, genial.
Otra foto muy al azar, la principal avenida de noche, se llama Alameda Bernardo O'Higgins.
Camino más al centro, llego a la casa de la Moneda, el edificio donde se supone trabaja el presidente, una suerte de Casa Blanca. En la plaza trasera (donde tomé esta foto) está la plazoleta que tiene monumentos de ex presidentes. Mi foto muestra de espaldas a Salvador Allende Gossens, derrocado en un golpe militar que duró 16 años...
Luce enrejada, para que el pueblo no entre claro.
La siguiente foto, entro a un barcito. Hay un gatico, yo me confieso gatero. Lo trato de llamar, pero es arisco, desconfía. Igual es pequeñito, debe tener unos tres meses no más. Es arisco, no deja que uno se acerque. Cuando la garzona lo ve, se acerca zapateando con su chala para asustarlo, ahora entiendo todo, mal. Los gatitos en un bar son un atractivo para clientes como yo, de hecho no soy el único tipo que trata de llamarlo...
Ya me voy al hotel, más ups, justo al lado hay un pub. Que se venga ese whisky para despedir mi última noche en la capitale...
Imagino que volveré.
Soy un tipo urbano, me gusta la ciudad. El campo, la playa y lo verde está lindo y todo eso, pero en la tan despreciada urbe hay vida, bohemia.
varias cosas:
ResponderBorrar- las calles se ven desoladas a pesar de ser de noche. Entiendo el por qué.
- los argentinos hacen de todo por la propina... dejaste?
- leí una frase que me la quedé en el blog: "los perros te enseñan a amar. Los gatos a vivir"
- me ganaste con esa canción de mi ídolo ja, abrazo!
Buen random de fotos. De todas las espontáneas la del gatito asomándose es la mejor.
ResponderBorrarAbrazos hermano! Sigale entrando al chupi. Salú!
Nocturno:
ResponderBorrarMe han encantado tus crónicas de la capital. El gatito adorable. Los dueños d un bar que frecuentaban mis padres tenían un gatito que era la delicia de la clientela. Me acordado de esto leyéndote.
Un abrazo.
Me distrajo pasear contigo por la ciudad (en la que vivo, pero con otra mirada) y lo que me conquistó fue el gatito. Con el trato de la camarera no me extraña que sea arisco... Tontos no son.
ResponderBorrarLlegué aquí desde el blog de Frodo y, con tu permiso, volveré.
Saludos