Hoy pasó algo bonito, un alumno supuestamente diagnosticado con una suerte de síndrome de "inteligencia limítrofe" resulta que me manifiesta hace pocos días que le gustaría aprender ajedrez porque me vio jugando con otros niños.
Claro, le dije, yo te voy a enseñar.
Me preguntó si era difícil, no, le dije. Aprender a mover las piezas es sencillo y de ahí empieza la magia.
Hoy estuve casi toda una clase enseñándole y vi talento.
Esas maravillas de la vida.
Ando estresado por un problema grave que me tocará afrontar en un par de semanas, pero ha sido maravilloso cómo un par de almitas más jóvenes que las que causaron todo el drama me apoyan y aparecen cuando más necesitas alguien que te apañe en momentos tan duros.
No sé si crees en Dios, pero desde mi óptica, esas "almitas" las puso Dios en tu camino para darte fuerzas
ResponderBorrarNunca se sabe dónde va a salir algo bueno. Un beso
ResponderBorrarQué buena onda enseñar a jugar ajedrez.
ResponderBorrarPor cierto, no te lo comenté en el mail. Pero con mi otro amigo Chelo jugamos cada tanto una partida a 7 día. Está buena la modalidad porque moves cuando tienes ganas (pueden pasar un par de días si quieres, o mochas horas).
Vi que todavía tienes el usuario en chess.com
Ahí te ves!
Abrazos