Sucede que cuando el poeta dejó de existir, lo hizo sólo en el plano físico porque sigue vivo.
Y no está solo, también le acompañan los demás fantasmas.
El círculo no-muerto entonces pasa a ser hoy por hoy centro de intercambio literario, creativo, musical y pictórico; con un gran agregado: ahora no están limitados por el tiempo, el espacio, los juicios humanos ni los malestares. Ahora pueden charlar sobre tumbas en París, o de pronto rodeados de lápidas y verdes entornos en Seattle.
¿Dónde se reunirán la próxima vez?
Tal vez podamos encontrarlos.
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