Nadie me lo enseñó ni tampoco era algo que mi gata de infancia hubiera revelado -que vivió 16 años, por cierto.
Yo simplemente lo supe... o bien mi gata me lo comunicó con su 6to sentido...
Puse hojas de diario cubriendo una zona circular en el suelo y luego me alejé. Mi gata se acercó entonces y se acostó de lado sobre las hojas.
¡Incluso me permitió acariciarle la panza!
No saqué las hojas de ahí porque a ratos la gata vuelve y se posa sobre ellas para mirar al horizonte y bueno, reflexionar sobre cosas de gatos supongo.
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