Con una sonrisa natural, cómplice y arreglando su cabello pasó con los jarros en la mano.
La próxima vez yo también sonreí y en un rato nos quedamos solos en el local. Hablamos de un gato que andaba por la cocina.
Luego la vi leyendo el diario y se pasó unas veces más frente a mí.
No puedo evitar volver a verla pronto...
Interesante conversación. Que vuelvas a verla.
ResponderBorrarSaludos.