La próxima semana seré supervisado en uno de mis trabajos, donde enseño a adultos. En realidad la institución le llama “Acompañamiento al
aula.” Para mí es solo un eufemismo para no decir supervisión porque eso podría
incomodar o poner nerviosos a algunos colegas.
Generalmente ser supervisado en
tu trabajo implica que verán qué tan bien lo haces. Habrá alguien en el aula
mirando todo lo que haces, cada detalle, movimiento, palabra incluso y por
supuesto las cosas más objetivas.
Y es que quien me supervise traerá consigo una pauta donde
habrá elementos tipo “¿El docente inicia la clase con puntualidad? ¿Anuncia los
objetivos a dominar al finalizar la clase? ¿Se observa un inicio, desarrollo y
cierre de la clase? ¿Utiliza recursos tecnológicos?” y un largo etc.
Conozco esas pautas porque he hecho clases a estudiantes de
pedagogía en inglés e incluso yo mismo fui supervisor de estos alumnos en sus
prácticas hace algunos años. Era entretenido, pero para los pobres era muy
estresante, tener al profesor al final de la sala mirando cómo intentas
enseñar… y bueno, todos pasamos por eso en algún momento, yo también, hace unos
20 años en la universidad.
Esta vez no me complica porque mi asignatura trabaja con un
texto de apoyo así que velarán más que nada que siga la planificación. Y creo
que estas supervisiones van más orientadas a los profesionales que hacen clases
aquí pero que no son profesores per se, es decir enfermeras, ingenieros o
técnicos que deben ser buenos en su especialidad que aceptaron trabajar aquí
haciendo clases y compartir sus conocimientos y “expertise”. Los profesores de
universidad, los que estudiamos pedagogía sabemos cómo funciona una clase,
bueno hablo por mí.
Y quizá es por eso que me han dejado para el final porque
con muchos ya se iniciaron estos “acompañamientos” pero conmigo aún nada.
Parece que estás seguro de vos mismo. Y con fundamento.
ResponderBorrarMe gusta el tema que elegiste para cerrar la entrada.
Saludos.