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domingo, 4 de noviembre de 2018

Un recuerdo familiar

Bien al azar, recuerdo cuando era adolescente y vivía con mis padres, hermana y hermano.
Mi padre mandó instalar teléfono en la casa. Se podía costear 2 aparatos, uno en su dormitorio y el otro en el living.

Y escribo este post a propósito de que anoche soñe con algo que había olvidado: que cada vez que me llamaba alguien a mí, me gustaba irme al dormitorio y no contestar en el living.
Me gusta mi privacidad.

El resultado creo que nunca podré realmente conocerlo, excepto escuchar de cuando en cuando una que otra franca opinión que me han espetado a la cara y por ahí se ha repetido que al parecer soy un tipo misterioso, que le rodea un áurea difícil de conocer totalmente.

Yo estoy muy de acuerdo con todo eso que se dice,
de hecho ni yo logro aún conocerme cabalmente,
aunque eso no es necesariamente malo.

No pocas veces alardeamos sobre cuán bien conocemos o no a alguien, hablamos de su vida, enjuiciamos sus actos y decisiones, pero en todo ese instante dejamos cómodamente de preocuparnos del hecho que ni siquiera te conoces a ti mism@ y vas a venir a hablar de los demás...




4 comentarios:

  1. la opinión de uno es la que vale... ahora, si no sos un tipo juicioso contigo mismo mas te vale aceptar los consejos ajenos ja...

    estás vago para pasar por los blogs no? saludos!!!

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  2. Uh! me hiciste acordar cuando llamaban a casa y tenía que atender en el living. ¡Qué antigüedad! Pensar que ahora los pibes con el celular ganaron muchísima privacidad... eso no quiere decir que una cosa sea mala y otra buena. Son distintas, nada más.

    Y ese tema con silbidos me parece que se me escapó en
    https://frodorock.blogspot.com/2012/06/los-silbidos-del-rock.html

    Ah, pero mirá como te apura JLO ahora... y pensar que nos abandonó un año (sigo pasándole factura jajaja)

    Abrazo a ambos!

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