No alcancé a comprar mascarilla (barbijos) porque están escasas y caras en el mercado negro,
No puedes ir al supermercado durante la cuarentena sin un permiso policial que puede durar sólo 4 horas, y emitido 2 veces cada 7 días.
La nueva ley dice que si vas a un super: mascarilla, o no entras
y menos si no logras acreditar a dónde te diriges (!!)
puedes meterte en problemas,
así que me hice mi propia mascarilla a partir de una vieja camiseta blanca que recorté al ojo, la até con lanas a mis orejas y pasé el control de los militares y hasta la cosa esa en la frente para medir tu temperatura...
No,
afortunadamente las máquinas dicen que no tengo fiebre.
Compré en un súper casi vacío, fue raro, casi nadie se miraba a los ojos,
Quise salir rápido de ahí y volver a la soledad de mi cuarentena.
Así estamos, mi viejo.
ResponderBorrarA cuidarse! Ya pasará. No conocía esa canción, tiene sentido para la sensación que buscamos. Escapar de la realidad del consumismo
Abrazo!
Y si, eso sucede cuando estamos aislados, hasta preferimos nuestra soledad que la soledad exterior, el desierto que son las calles y los lugares públicos.
ResponderBorrarTe dejo un beso al alma y que tengas una excelente semana.
Y yo me quejaba que por aquí teníamos restricciones. Las pocas veces que salgo regreso con sensación de culpabilidad.
ResponderBorrarUn abrazo.
Eso me llamó la atención las últimas veces que fui al supermercado, que las personas no se miran a los ojos. Parece que nos incomoda esto de estar "protegiéndonos" del otro sin saber de quién. Empecé a mirar a los ojos y sonreír. Extraño el contacto con la gente
ResponderBorrarUn abrazo
Mal vão os tempos quando a especulação já se prende com assuntos relacionados com a saúde.
ResponderBorrarAbraço solidário
Juvenal Nunes
Qué raro todo, hasta hacemos mascarillas caseras para poder salir cuando, hasta hace nada (al menos aquí en España), nos parecía raro ver a los asiáticos que llevaban una.
ResponderBorrarUn abrazo.