I've always loved the night

Desde que tengo recuerdo me gustó la noche. De pequeño aprendí que el común de la gente teme a la obscuridad, a lo que no ve. 
Siempre me pareció que amar el asoleado día es fácil, pero aventúrate a caminar cuando ni siquiera las estrellas te acompañen, ahí es otro cuento.

A mí me fascinaba no sentir ese miedo -o si algo de aquello había- disfrutar el golpe de adrenalina que me daba. Supongo será algo comparable a quienes realizan actividad físico/deportiva a la luz del sol o etc.

Durante el día quizá me verás piola, pero soy ese tipo de amigo que encuentras cuando llega tu noche más oscura y creo en ti y te daré toda la vibra que se requiere cuando nadie más anda a esas nocturnas horas.

Ah... me enorgullezco de mi sintonía con la Noche. Casi vigilando mientras los demás reposan yo podría ser perfectamente el guardián que cuida el muro para que descanses (tú cuídame en el día, já.)

Cuando hay luz solar los enemigos son humanos y no me gusta pelear con humanos. En la noche la cosa se pone más entretenida, los enemigos (si es que los hay) son formidables, puedes tener que confrontarte a ti mismo en una noche mal dormir, eso es un desafío, es como aceptar jugar ajedrez contra alguien mejor y por ahí sí crees en ti.

Así como en la naturaleza hay especies que funcionan de noche y no ves animales boludos diurnos burlándose de un búho por ejemplo también me gusta pensar que en los humanos estamos los que hemos sido privilegiados con ser de esos que cuando

llega la noche de la humanidad

podemos vibrar con un potencial desconocido de gratitud, vibra fuerte y bienestar.