Hace unas semanas que participo en un taller literario que organiza la biblioteca municipal del pueblo. Excelente iniciativa. Por ahora somos 4 más el profesor, pero el número va creciendo cada viernes.
En la primera sesión a la que asistí se leyó al poeta chileno contemporáneo a Neruda: Vicente Huidobro ("No cantes a la rosa, hazla florecer en el poema...") Y tras darnos una introducción a su poesía y obra, y leer por turnos algún poema al azar y comentarlo; participamos en el divertido ejercicio de "la escritura automática" consistente en "vomitar" lo primero que venga a la mente, sin meditarlo, ordenarlo o racionalizarlo.
En la segunda sesión a la que asistí -ayer- leímos a una escritora chilena que no conocía, Stella Díaz Varín, de la generación del '50, que en su tiempo se codeó algunos de la talla de Alejandro Jodorowsky, Enrique Lafourcade, Jorge Tellier, Pablo Neruda, Nicanor Parra (con quien tuvo un romance) y José Donoso, entre otros.
Lamentablemente, y según constata Wikipedia:
"En 1973, se enfrentó con el golpe militar y la ascensión al poder de Augusto Pinochet; durante este tiempo, la escritora vocifera a favor del Partido Comunista desde su ventana en la Villa Olímpica a la calle y exhibe fotografías del Che Guevara. Su vivienda es allanada y ella misma, detenida y torturada; además, es arrollada por un vehículo que vigilaba su casa. Durante este periodo participa en la SECH como casi todos los escritores de la época."
Lo poco que pudimos conocer de la poesía de esta leonina sonaba melancólica, me gustó.
El profesor me había dado la tarea de traer un libro para compartir y elegí "Las Flores del Mal" de Charles Baudelaire.
Les conté que me había atraído en la universidad debido a su tendencia a hacer poesía de las cosas que otros no se fijaban. Mientras muchos cantan al amor, a la primavera, a la rosa o a la musa, este hacía arte de una sepultura, los gusanos dándose un festín con quien en vida fuera su amada o una carroña en un día de paseo de bosque junto a una compañera.
Además de los alucinógenos, el vino, las prostitutas, a todo ello le cantó el poeta francés, perteneciente a la generación de los llamados "poetas malditos" de mediados del siglo XIX en Europa.
Al azar abrí el libro y procedí a leerles "Una carroña" (1857)
de verano hemos contemplado:
al torcer de un sendero una carroña infame
en un cauce lleno de guijas,
con las piernas al aire, cual lúbrica mujer,
ardiente y sudando venenos,
abría descuidada y cínica su vientre
lleno todo de emanaciones.
Irradiaba sobre esta podredumbre el sol, como
para cocerla al punto justo,
y devolver el céntuplo a la Naturaleza
lo que reunido ella juntaba;
y el cielo contemplaba la osamenta soberbia
lo mismo que una flor abrirse.
Tan fuerte era el hedor que creíste que fueras
sobre la hierba a desmayarte.
Los insectos zumbaban sobre este vientre pútrido,
del que salían negras tropas
de larvas, que a lo largo de estos vivos jirones
—espeso líquido — fluían.
Todo igual- que una ola subía o descendía,
o se alzaba burbujeante;
diríase que el cuerpo, de un vago soplo hinchado
multiplicándose vivía.
Prodigaba este mundo una música extraña,
cual viento y cual agua corriente,
o el grano que en su harnero con movimiento rítmico
un cribador mueve y agita.
Las formas se borraban y no eran más que un sueño,
un bosquejo tardo en llegar,
en la tela olvidada, y que acaba el artista
únicamente de memoria.
Detrás de los roquedos una perra nerviosa
como irritada nos miraba,
esperando coger nuevamente el pedazo
del esqueleto que soltó.
—¡Y serás sin embargo igual que esta inmundicia,
igual que esta horrible infección,
tú, mi pasión y mi ángel, la estrella de mis ojos,
y el sol de mi naturaleza!
¡Sí! Así serás, oh reina de las gracias, después
de los últimos sacramentos,
cuando a enmohecerte vayas bajo hierbas y flores
en medio de las osamentas.
¡Entonces, oh mi hermosa, dirás a los gusanos
que a besos te devorarán,
que he guardado la esencia y la forma divina
de mis amores descompuestos!
Confieso que alguna de las participantes quedó un poco atónita porque no conocían la obra de este, mi poeta favorito, jé.
"Una forma bien particular de romanticismo, eh?" espeté. Y ahí se distendió un poco la cosa, una dijo que no le gustaría le dedicaran ese poema riendo, que no era muy romántico que digamos. (Por cierto, el poema es en realidad una alegoría a las relaciones amorosas que van muriendo, él la escribió en contexto de la tumultuosa experiencia que vivió con su amante Jeanne Duval...)
Pasé el libro a mi compañera de al lado para que repitiera el ejercicio de leer algo al azar, le tocó "El vampiro", llegó entonces a manos del profe que más que nada porque nos quedaban sólo 15 minutos de clases decidió no leer y pasar al ejercicio, que esta vez era elegir una foto de entre unas 12 que trajo y escribir algo inspirado por ella. Yo me sentí de inmediato atraído por esta, que tuve la fortuna de encontrar ahora gracias a Google:
Imaginé a la señora pensando en estas cosas, descontenta con el destino que le toca, enojada con el Creador, ida. Ensimismada en el galimatías de la estupidez de la guerra, una guerra que sólo genera dolor y más viudas o madres o abuelas que pierden a sus hijos y nietos. Tal vez nada de eso sea así: y la foto -aparentemente tomada durante la guerra de Kosovo- la refleje en realidad con miedo o fervor patriótico, no lo sé. A pesar de que editaría bastante algunas cosillas de mi escrito, considerando que fue improvisado en 5 minutos de puño y letra en papel, me gustó. Mis compañeras también se lucieron, me encanta este taller.
"The Crying Game" (1992) - Boy George
Baudelaire es uno de esos poetas que gustan o pasas de él. No existe el término medio, pero su grandeza es incuestionable…De Stella Díaz Varín, tengo un libro suyo con un compilado de su poética. Muy bueno.
ResponderBorrarMe alegro que asistas a un taller. Yo nunca participé de alguno y, me gustaría hacerlo porque nunca se deja de aprender. Mi primer blog fue para mí como un gran taller virtual donde aprendí muchísimo de los compañeros blogueros.
Tu poema va muy encaminado. Con un par de ajustes en lo rítmico y quedaría perfecto, pero eso lo aprenderás con tiempo. Lo importante amigo Nocturno, es que tienes la necesidad de expresar y eso es lo básico.
Abrazos
Sí, es entretenido estar en talleres este tipo, sobre todo presenciales. En parte mi motivación también pasó por el hecho de aprender para el otro año en una de esas hacer una réplica para los niños del colegio.
BorrarY muchas gracias por tus palabras, siempre he sido más de prosa que de poesía; y de hecho algo desprolijo en general je.
Un abrazo!
Que interesante lo de sumarse a un taller literario.
ResponderBorrarYo opino que ese un poema romántico, en el verdadero sentido de la palabra. Un poema que podría leer un personaje de Edgar Allan Poe, como Roderick Usher.
Saludos.
Totalmente de acuerdo, sólo parece que el buen Charles sigue escandalizando un poco tal como en 1860 jeje
Borrarun abrazo!
Saliste airoso. Yo no sería capaz de escribir algo en tan poco tiempo y en verso. Qué ganas de volver a un taller literario. A ver si puedo volver a uno aunque sea sólo para verano.
ResponderBorrarUn abrazo.